Es como si un muro invisible te estuviera aplastando y, aunque sabés que algo no está bien, no hacés nada para romperlo. Pero el problema no es el sistema, el problema sos vos: te acomodás, te conformás y, al final, te morís sin haber evolucionado tu consciencia.
En esta historia simbólica, daremos forma a tres entidades fundamentales que habitan en este reino: la Consciencia, la Mente y el Ego. Cada una desempeña un papel crucial en el destino de esta tierra.
- La Consciencia: Es la Reina, la soberana suprema que posee la visión más amplia y profunda. Su propósito es guiar con sabiduría y equilibrio, velando por la evolución del reino.
- La Mente: Es el Consejero Real, el estratega del reino. Su papel es organizar ideas, estructurar pensamientos y tomar decisiones. Pero su lealtad es clave: si se inclina hacia la Reina, se convierte en un aliado invaluable para la claridad y el crecimiento; si cae bajo el hechizo del Bufón, puede manipular la realidad, justificando miedos y caprichos.
- El Ego: Es el Bufón, una figura que divierte y entretiene, pero que también puede distorsionar la realidad, exagerar su propia importancia y jugar con ilusiones. Sin embargo, no todo en él es engaño; a veces, su humor revela verdades incómodas.
Érase una vez en la vida moderna…
Te levantás, revisás el teléfono, te metés café en la boca mientras el tiempo te pisa los talones. Vas al laburo que odiás, volvés a tu casa con el vacío de estar viviendo la vida de algún otro, ponés Netflix hasta que te dormís sin haber resuelto nada. Al otro día, repetís. Girás y girás, como un hámster en una rueda. Moviéndote sin ir a ninguna parte.
Vivís en un reino de plástico, uno del que ni siquiera te diste cuenta que es artificial. Un reino de ruido compuesto de desinformación, distracción y automatismos. Este reino es acéfalo, sin Reina, porque tu Consciencia, la verdadera soberana, está dormida. Ha sido anestesiada por el brujo hechicero del statu quo. Y en su ausencia, el Bufón—el Ego—hace de las suyas.
¿Cuándo demonios pensás cambiar el chip? ¿Cuándo te bajás de la rueda? ¿Cuándo dejás de decir que te gusta el salmón cuando en verdad odiás el pescado? ¿Cuándo vas a parar de fingir que no te duele la realidad cuando por dentro estás sangrando? ¿Hasta cuándo vas a seguir justificando esta existencia de plástico con frases hechas y sonrisas huecas?
Cuando el gran manipulador te gobierna, nada es lo que parece ser
El Bufón ya no es un personaje simpático, sino un manipulador. No solo te manipula a vos, sino que se asocia con otros egos para fundar el gran Ego Social Manipulador de Masas. Se sienta en el trono con una sonrisa burlona, alimentando al reino con ilusiones y mentiras. Te susurra al oído a través de las redes sociales: «Mirá esta vida perfecta que nunca vas a tener». Te vende autoestima en píldoras, felicidad en cuotas, validación a cambio de tu alma.
Te mantiene ansioso, vacío, comparándote con vidas editadas y sonrisas falsas. Te desestabiliza y enreda entre el pasado y el futuro, empujándote del presente para que no te des cuenta de que estás jodido a menos que decidas despertar.
El peligro de usar chupetes para calmar la angustia existencial
Mientras tanto, el Consejero Real—la Mente— que debería haber puesto orden, está demasiado ocupada atrapada en boludeces sin sentido. Está magnetizada por el hechizo de las religiones, Netflix, TikTok o mil narcotizantes más, que, al igual que las drogas, el sexo o el alcohol, calman la angustia existencial pero jamás nutren. Son un chupete para adultos: te dan consuelo momentáneo, pero no alimento para el alma.
A todo eso, sumale el lastre del mandato, las creencias heredadas que te encadenan a una vida que nunca cuestionaste, y también el sistema, que te educa para ser un engranaje más.
La rebelión de la consciencia
Las calles del reino están llenas de susurros oscuros: «No sos suficiente», «No podés cambiar», «Mejor no te arriesgués», «El sistema es un monstruo grande y pisa fuerte», «Clavo que sobresale recibe martillazo, mejor quedate en el molde de la mediocridad». Esas son las voces de las Sombras: el Miedo, la Pereza y la Conformidad, que trabajan incansablemente para que sigas en piloto automático. Y vos, sin darte cuenta, obedecés.
Te alimentás con mierda—literal y simbólicamente—porque la comida chatarra y el poder establecido son enemigos de tu salud y bienestar. Porque mientras estés dormido, sos más fácil de manejar. Te convierten en ganado dócil, en un esclavo sonriente. Y lo peor es que, como vos, hay millones más.
¿Cuánto es suficiente para darte cuenta de que te la están poniendo sin anestesia? ¿No te duele el alma de tanta resignación? ¿Cuánto más vas a aguantar antes de abrir los ojos?
Ver una luz al final del túnel
Pero no todo está perdido. Hay un rumor entre los pocos despiertos, los locos que se han desafiado a sí mismos y que no respetan al statu quo. Revelan una posibilidad latente: tu Consciencia puede despertar. Pero despertarla no es fácil.
El camino de la espiritualidad está lleno de trampas y falsos guías que te venden iluminación en cómodas cuotas. Pero la única verdad está dentro tuyo. Y para encontrarla, necesitás tener huevos, pero del tamaño de un huevo de avestruz.
Mirarte en el espejo del alma no es para cualquiera. Lo que veas te puede asustar, atormentar, revolverte el estómago.
Cuando te vas a ver todas las mentiras que te contaste, todas las excusas que usaste, y todas las veces que fuiste usado por el sistema. Todas las veces que elegiste el miedo y le esquivaste al bulto en vez de enfrentar la verdad. Pero si aguantás la mirada, si no salís corriendo, algo increíble puede pasar.
El día en que tu Consciencia abra los ojos, el Reino de Plástico se va a derretir. La Mente volverá a servir a la verdadera soberana. El Bufón volverá a ser lo que siempre debió ser: un útil instrumento al servicio de tu evolución, no el arquitecto de tu destino. Las Sombras se van a disipar y el reino, por primera vez en mucho tiempo, va a iluminarse y respirar libertad.
Despertar significa comprender que tu naturaleza no es la de ser un simple esclavo viviendo en un reino de plástico, sino el Rey absoluto de tu evolución.
La pregunta es: ¿te animás a reclamar tu trono o vas seguir mirando para otro lado?
Reflexión Abierta
El Reino de Plástico es un reflejo de nuestra desconexión con nuestra esencia más profunda, un laberinto que nos mantiene atrapados en la ilusión del confort y la distracción. Pero el despertar es posible, aunque no será fácil ni cómodo. Despertar a nuestra verdadera Consciencia es un desafío que implica enfrentarnos a nuestras propias sombras, a los miedos que nos paralizan y a las mentiras que hemos adoptado como verdad.
Sin embargo, ese despertar es la llave para derretir las barreras del reino artificial que nos mantiene atrapados, para reclamar nuestro poder y tomar las riendas de nuestra evolución. La Mente, cuando se alinea con nuestra Consciencia, se convierte en una aliada poderosa. El Ego, que hasta ahora ha jugado a ser el gobernante, recobrará su papel adecuado como herramienta de crecimiento, no como manipulación.
Es hora de que decidas dejar de ser el prisionero de tus propias ilusiones y empieces a reclamar tu trono, el trono de tu vida, para finalmente vivir con propósito y autenticidad.